Mucho antes de la era digital, una mujer ya vislumbraba el poder de las máquinas.
Augusta Ada Byron, más conocida como Ada Lovelace, fue una matemática inglesa del siglo XIX que trabajó con Charles Babbage en la máquina analítica, precursora del computador.
Lovelace escribió el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina. Su visión fue tan audaz que anticipó usos que ni siquiera su creador había considerado.
Durante décadas, su legado fue ignorado. Recién en el siglo XX se comenzó a valorar su aporte a la computación, y hoy su figura inspira a miles de mujeres en tecnología.
El “Día de Ada Lovelace”, celebrado en octubre, busca visibilizar el rol femenino en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Su historia recuerda que la innovación no tiene género.